CON PRECAUCIÓN

Solo, triste y abandonado en el monte

Por Sergio Mejía Cano

 

Con la reciente detención del adulto mayor, Rafael Caro Quintero, no se hicieron esperar las teorías de la conspiración, así como infinidad de especulaciones al respecto, diciendo unas que qué casualidad que después de la vivista el presidente Andrés Manuel López Obrador a la Casa Blanca se dio dicha aprehensión, otras que, la caída de un helicóptero en Sinaloa, se dio precisamente por dicha detención o como un karma por seguir molestando a una persona de la tercera edad que ya pagó con creces sus pecados.

También en su momento, no se supo de bien a bien en dónde había sido apresado Caro Quintero, sin en chihuahua o en Sinaloa y, cuando ya se oficializó la nota de que había sido en Sinaloa, al decirse que la detención había sido en el monte, desde luego hubo quien dijera que a poco lo agarraron como al tigre de Santa Julia: haciendo sus necesidades fisiológicas entre las matas y arbustos; pero lo más significativo y que se acerca a la realidad, es que cómo una persona que se ha dicho hasta la saciedad que sigue contando con mucho poder, haya andado solo en pleno monte sin guardaespaldas ni nadie que lo protegiera. Y esto no deja de ser más que extraño, porque a todas luces no se ve que sea un capo tal y como se le ha señalado, pues se vio más bien solo, triste y abandonado.

Y, también otro dato curioso es la similitud con la captura, al parecer ya definitiva, del supuesto Joaquín el Chapo Guzmán Loera, quien al momento de su captura se dijo que había sido aprehendido en el interior de una alcantarilla, por lo que se le ve todo sucio y nada más con una camiseta de resaque enlodada. Y, si bien Caro Quintero no mostraba desaseo aparente en su ropa, se ve que viste ropa casual, sin que se pudiera asegurar que sea de marca o muy cara; pero tanto Rafael Caro como el Chapo Guzmán, se vieron solos y tristes al momento crucial de su captura.

A Caro Quintero se le achaca el secuestro, tortura y asesinato de un agente de la agencia contra las drogas estadounidense, más conocida como la DEA, por sus siglas en inglés, de nombre Enrique “Quique” Camarena, mexicano-estadounidense, en una casa de Guadalajara, Jalisco, que pertenecía a un cuñado del expresidente mexicano hoy ya extinto, Luis Echeverría Álvarez (1970-1976), acusación que la DEA no quita el dedo del renglón acusando a Caro Quintero como actor intelectual de lo ocurrido con Quique Camarena. Hecho que niega categórica y contundentemente Rafael Caro, pues en una entrevista que ofreció en una supuesta clandestinidad, a la Revista Proceso y que llevó a cabo la reportera Anabel Hernández, en el año de 2016, Caro Quintero afirma que lo único de parte de él en este caso, fue estar en el momento y lugar equivocado, pues no niega haber estado ahí presente; pero que él no tuvo nada que ver con el secuestro, tortura y asesinato, solamente que estuvo presenciando los hechos.

Sobre este caso de la muerte del agente de la DEA que se le achaca a Caro Quintero, ya se han escrito y documentado infinidad de publicaciones en donde resalta más la mano de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y el Buró Federal de Investigación (FBI), agencias estadounidenses ambas, así como de autoridades mexicanas, de haber estado involucradas en dicho asesinato; sin embargo, en caso de que esto fuera cierto, desde luego que dichas agencias y quienes pertenecían a las autoridades mexicanas en aquellos días y que siguen vivos, obviamente que lo negarían, porque entonces se les caería el esquema creado y generado para culpar a alguien; con el supuesto de que si se llegara a la verdad, la poca credibilidad e las autoridades tanto gringas como mexicanas se iría de una vez por todas al suelo. Si de por sí ya esa credibilidad ya es muy cuestionada y más, porque el común denominador de la opinión pública y publicada, ya se formó su propio concepto al considerar que todo es una patraña, un tinglado para tener un parámetro en que basar sus propias mentiras.

Caro Quintero reconoce en la entrevista arriba mencionada que sí traficó con mariguana, pero con ninguna otra droga, que jamás manejó cocaína ni ninguna otra substancia, pura mota, pero que, con esos 28 años y meses que estuvo recluido, ya saldó todo el mal que pudo haber hecho, que ahora lo que quiere es vivir tranquilo y en paz; que no es cierto todo lo que se dice en los medios de que está peleando por conquistar alguna plaza.

Y, respecto a esto de que sigue en la brega, es bueno recordar que es ley de la vida que lo nuevo desplace a lo viejo.

Sea pues. Vale.

Redacción

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