*A las 10 de la mañana en el Auditorio del DIF Estatal, este martes se llevará a cabo el foro “Impulsemos la Lactancia Materna, Apoyando y Educando”
Por: Arcelia García Ortega
Tepic. Nayarit.- Lunes 01 de Julio del 2022.- La leche materna es el alimento ideal para tu bebé que contiene todos los elementos nutritivos que necesita para su crecimiento y desarrollo, así como las sustancias que lo protegen contra infecciones y alergias.
Esto ocurre especialmente cuando la leche materna todavía es calostro, ya que este contiene grandes cantidades de inmunoglobulina A (IgA), un poderoso anticuerpo que refuerza los conductos respiratorios y gástricos, y que está muy relacionado con las alergias.
Señalan especialistas que la madre produce durante las primeras horas un tipo especial de leche llamado calostro. Este calostro es de vital importancia para proporcionar inmunidad a los cachorros. El calostro es aportado por medio de inmunoglobulinas y otros factores que se absorben por medio de la mucosa intestinal.
La cantidad y calidad de la leche materna es suficiente, por lo que no es necesario que le des otros alimentos como agua, té o jugos, antes de los seis meses. Los bebés amamantados tienen menos probabilidades de desarrollar obesidad tanto en la infancia como en la época adulta.
Al amamantar a tu bebé estrechas los lazos de afecto con él o ella, por ello trata de que sea una experiencia agradable y tranquila para ambos.
La edad predispuesta para dejar de ser amamantados frecuentemente es a sus 6 meses de vida, algunas madres optan por amamantarlos hasta el primer año, pero depende de la madre destetar al bebé cuando lo desee, al amamantar es normal sentir dolor en los pezones por la succión, mordidas e incluso tirones que da el bebé, por esta razón y por ofrecerle nuevos nutrientes a tu pequeño es de suma importancia superar esta etapa y lograr dejar de amamantarlo poco a poco, al pasar las semanas también podrás realizar ejercicios para recuperar la forma de tus pechos, además será más fácil, ya que comenzarán a comer alimentos más sólidos en unos meses.
Estudios antropológicos han observado que el destete naturalmente se establece en la especie humana alrededor de los 4 años aunque podría llegar a los 7 años o más.
Así como hace una década ver a un niño de 2 o más años tomar teta era relativamente extraño, en la actualidad sigue siendo una práctica controvertida, pero cada vez más normalizada, sobre todo porque cada vez más gente sabe que lo recomendable es que un niño sea amamantando hasta los 2 años o más.
Lo que pasa ahora es que muchos niños están llegando a sobrepasar esa cifra holgadamente y no es difícil ver a niños de 3 o más años dejar un momentito lo que estén haciendo, acercarse a mamá, mamar un instante y seguir a lo suyo. Incluso niños aún más mayores, de más de 5-6 años que siguen mamando en ocasiones en casa.
Esto genera debate porque hay quien lo considera inadecuado porque ve connotaciones sexuales, hay quien asevera que al niño o niña ya no le aporta nada a nivel nutritivo y hay quien cree que es negativo porque podría producir dependencia del niño hacia la madre, o incluso problemas psicológicos.
Hace unos años se decía que a partir de los seis meses la leche materna ya no tenía sentido porque era ya como agua. Desde hace un tiempo lo que más se escucha es que este extraño fenómeno de transformación de la leche en agua sucede a los 12 meses. Y sin embargo son falsos los dos. La leche materna sigue siendo un alimento nutritivo tenga el niño la edad que tenga. Es más, cuanto más mayor es, más grasa contiene y mayor es la cantidad de calorías que aporta.
Los principales organismos en términos de salud dicen que lo recomendable es que un bebé sea amamantado de manera exclusiva hasta los 6 meses de edad, que a partir de ese momento la lactancia se complemente con comida hasta los 12 meses de edad y que entre los 12 y los 24 meses la leche materna sea un alimento más dentro de todos los que un niño puede llegar a comer. A partir de los 2 años se dice que el bebé puede seguir siendo amamantado hasta que la madre o él decidan dejarlo.
De esto se desprende que no hay una fecha límite. No se establece una edad a partir de la cual se considere que la leche materna ya no le aporta nada al niño o sea negativo, así que a nivel nutricional no hay razón para dejarlo.
La Asociación Española de Pediatría (AEP), de hecho, publicó hace unos meses un informe para hablar de ello. Citando un extracto de dicho informe:
La leche materna no pierde sus propiedades con el paso del tiempo. A partir del primer año de lactancia, la cantidad de grasa en la leche aumenta con respecto a los primeros meses, resultando un alimento completo y nutritivo para un lactante mayor y de mayor calidad que la leche de fórmula o de vaca. Se ha visto que un bebé mayor de un año que toma pecho obtiene aproximadamente 1/3 de sus necesidades calóricas y proteicas diarias a través de la leche materna (a veces más, sobre todo durante períodos de enfermedad), además de una cantidad muy importante de vitaminas y minerales.
Por otro lado, los niños mayores que toman pecho siguen disfrutando de los beneficios inmunológicos de la leche materna, con una menor incidencia de infecciones para su edad que sus coetáneos que no son amamantados. Las ventajas de mantener más tiempo la lactancia materna no sólo se observan a corto plazo, sino años después del destete. Se ha constatado una menor incidencia de ciertos tipos de cáncer (como la leucemia infantil, de enfermedades metabólicas y autoinmunes (como la diabetes tipo 1) y un mayor desarrollo intelectual a mayor tiempo y exclusividad de lactancia materna, efecto que permanece durante años y que incluso puede llevar a alcanzar un mayor nivel de estudios y de ingresos económicos en la vida adulta.
No se han constatado riesgos físicos ni psicológicos en niños que toman pecho por encima de los 2-3 años de edad (…) La duración de la lactancia materna también está implicada en un mejor desarrollo emocional y psicosocial del niño. A mayor duración, se ha descrito una menor incidencia de maltrato infantil, una mejor relación con los padres en la adolescencia, una mayor percepción de cuidado y una mejor salud mental en la vida adulta. También se han observado beneficios emocionales en niños adoptados provenientes de un entorno difícil en los que se realizó lactancia inducida.