CON PRECAUCIÓN

Hacer la mosca chillar a como dé lugar; pero que chille

Por Sergio Mejía Cano

De nueva cuenta aparece la nota a nivel nacional, respecto al asesinato de otro periodista, ahora en San Luis de la Paz, Guanajuato. Asesinato, de acuerdo a la nota informativa, se dio en el interior de un bar propiedad del hoy ultimado. La jiribilla en este caso, es que se pone énfasis en que es el periodista número 13 asesinado en nuestro país en lo que va de este año.

Jiribilla, porque queda la duda si dicho asesinato fue debido a la labor periodística del señor Méndez o por su situación como empresario, porque de acuerdo con la nota, Ernesto Méndez sería el encargado de organizar las próximas fiestas patronales de ese lugar. Así que, ante cualquier tipo de especulación, se debería de investigar de bien a bien si su trabajo periodístico lastimó a alguien o si fue en su condición de empresario; y más, porque al momento del asesinato, a parecer el señor Méndez estaba brindando junto con otras tres personas que también cayeron ahí.

El problema ahora, es que en la mayoría de las notas que se refieren a este asunto, tanto de medios informativos como portales de internet y demás redes sociales, se trata de dar a entender que este nuevo asesinato ha sido por la calidad periodística del hoy fallecido y no por otra razón, causa o motivo, sino simple y sencillamente por ser periodista y nada más. Incluso en algunos de los comentarios, como en los que aparecen en el portal de proceso.com.mx, hay quien pregunta enfáticamente: ¿Cuántos más, señor presidente? Como si el actual gobierno federal tuviera enfocadas sus baterías en desaparecer periodistas, siendo que asesinar a cualquiera persona, trabaje en donde trabaje y tenga la profesión que tenga, se puede dar todos los días por diversas circunstancias y no precisamente por ejercer determinada profesión; como en este caso, el periodismo.

Tal y como se han desatado y se desatan los comentarios, siempre que se asesina a un periodista, ya sea mujer o varón, los comentarios adversos se desatan no contra los gobiernos municipales o estatales de lugar en donde ocurrieron los hechos, no, sino en contra de la actual administración federal.

Sin embargo, esto de irse con todo en contra de determinado gobernante, ya se podría considerar como algo normal cuando se trata de denostarlo, como en este caso al presidente Andrés Manuel López Obrador. Porque es bueno recordar cuando asesinaron al conductor de televisión, Francisco Paco Stanley, la mayoría de los medios; pero más Televisión Azteca, que era en donde laboraba dicho conductor televisivo, de inmediato se le echó la culpa al entonces jefe de Gobierno en el entonces Distrito Federal, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. Tachando su administración como la peor en cuanto a seguridad y, desde luego, dando a entender que toda la culpa era de Cuauhtémoc Cárdenas, al decir que ya era insostenible la cantidad de asesinatos y robos y todo tipo de delincuencia durante su administración. Obviamente que, con el tiempo se comprobó que el asesinato del señor Stanley había sido por motivos personales y que nada tenía que ver la administración de Cárdenas Solórzano. ¿Y Televisión Azteca y demás medios que se fueron encima del también mencionado en esa misma televisora como “el Cuatemochas”? Pues se quedaron calladitos y como si la Virgen les hablara, y sin decir esta boca es mía.

Hoy en día, tal y como están los avances en cuestión mediática con las redes sociales, cualquier persona con dos dedos de frente, sabe y entiende que es o sería más contraproducente el tratar de acallar a un periodista, porque posteriormente con las investigaciones al respecto, podrían salir a relucir más cosas en contra del supuesto actor intelectual o material; así que mejor que diga, haga y escriba lo que quiera, pues prácticamente ahora es prácticamente imposible tratar de ocultar cualquier tipo de información y menos, cuando se trata de personas públicas.

Ahora bien, tampoco se podría descartar el hecho de que haya personas mal intencionadas que nada más para hacer la mosca chillar, decidan quitarle la vida a alguien nada más para moverle el tapete a un gobernante, como en este caso al presidente de México para enfatizar aún más la inseguridad durante su administración. ¿Y qué más ruido se podría armar en cuestión de inseguridad que atentar contra un periodista; aunque se dedique nada más a la sección de sociales? Esto claro, a sabiendas de que nada más por el estatus periodístico de la posible víctima, prenderá la mecha de algún modo u otro. El caso es hacer ruido.

Sea pues.

Redacción

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