CON PRECAUCIÓN

El día del ferrocarrilero que ya no se festeja como antaño

Por Sergio Mejía Cano

Hoy 07 de noviembre se celebra el día del ferrocarrilero; aunque como para todo hay gente, hay quien dice que sería más culto decir “del ferroviario”, porque ferrocarrilero es como que un poco más despectivo; sin embargo, esto sería irrelevante. Y se celebra este día, pero ya no se festeja como antaño, pues desde el año de 1998, poco a poco se fue diluyendo en parte este festejo tan significativo para todos los que pertenecieron en alguna forma a los ferrocarriles en nuestro país, así como a sus familias.

Desde 1999, por tradición quienes festejan el día del ferrocarrilero son por lo regular los jubilados y pensionados organizando reuniones de convivencia para contar anécdotas, saludar a compañeros que pocas veces se ven ya y, desde luego, para recordar los tiempos idos. Y, esto, debido a que al parecer a las nuevas generaciones de trabajadores ferrocarrileros como que no les llama mucho la atención festejar este día, salvo unos que otros que siguen la tradición por ser o pertenecer a la gran familia ferrocarrilera; no así a otros que, se dice, no tienen o cuentan con parientes o ancestros ferroviarios y que por eso no les llama en lo absoluto el porqué se celebra esta fecha.

Bien se dice que nada es para siempre y, lo mismo ha pasado con los ferroviarios en la mayor parte del país, pues lejos quedaron ya aquellos tiempos en que el 07 de noviembre se comenzaba a festejar desde las 00:01 de este día, haciendo tronar petardos y silbando las locomotoras para dar la bienvenida a este día y así recordar la gesta heroica de Jesús García Corona, aquel 07 de noviembre de 1907 en el pueblo minero de Nacozari, en el estado norteño de Sonora, precisamente salvando a este pueblo de ser desaparecido por una explosión de dinamita que, gracias a Jesús García ocurrió ya a las afueras de esta población; aunque desde luego, hubo al parecer 13 fallecidos al estar cerca de la vía férrea y otros al ser alcanzados por herrajes desprendidos tanto de la locomotora como de las unidades de arrastre.

Está documentado que posiblemente ya le tocaba a Jesús García perder la vida ese día debido a diversos factores que se fueron presentando ese mismo día como, por ejemplo, que el maquinista, de origen alemán, al que le correspondía manejar la locomotora número 02 para transportar los insumos requeridos a la mina “Los Pilares”, había sido hospitalizado, por lo que se requirieron los servicios de García Corona para que lo sustituyera en el puesto de maquinista.

Asimismo, se dice que la maquina había perdido presión de vapor por descuido de los encargados de mantener dicha presión de vapor, así que, mientras se componía esta situación, Jesús García lo aprovechó para ir a su casa en donde su señora madre lo recibió inquieta quien le dijo a su hijo que sentía un mal presentimiento; pero Jesús le dijo que no se preocupara, que todo estaba bien. Otro gran error que se documenta históricamente, es el hecho de que el carro que contenía cuatro toneladas de dinamita, lo habían colocado inmediatamente detrás de la locomotora; error, porque debía colocarse a un mínimo de cinco carros de distancia de la máquina.

Otro factor, se documenta, fue que unas mallas de contención para detener las chispas lanzadas por la chimenea o chacuaco de la locomotora estaba averiada y no se corrigió este defecto que, por fuerza, tenía que estar en óptimas condiciones de servicio. Así que al avanzar el convoy y tener el viento en contra de la dirección del convoy, las chispas fueron cayendo a la unidad cargada con dinamita, unidad que, al igual que la mayoría de las unidades de arrastre en aquel entonces eran de madera, por lo que comenzó a incendiarse, lo que, se documenta, llamó la atención por los demás trabajadores a bordo del convoy que trataron de sofocar el fuego con sus propias ropas; sin embargo, el fuego ya era muy considerable, por lo que Jesús García al ver y  presentir lo irremediable, les dijo a sus demás compañeros que se bajaran del convoy, acelerando al máximo que le permitía la potencia de la locomotora, logrando sacar a las afueras del poblado de Nacozari el convoy, en donde explotó desbaratando por completo la máquina y demás unidades de arrastre y, obviamente también el cuerpo de García Corona quien posiblemente ya no alcanzó a brincar para así, dejar correr al convoy solo.

Se documenta que, gracias a este acto ejecutado por Jesús García, Nacozari se salvó de ser destruido casi en su totalidad, salvando así a la mayor parte de sus habitantes.

Sea pues. Vale.

Redacción

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