CON PRECAUCIÓN

Algo muy oscuro debieron haber detectado las autoridades

Por Sergio Mejía Cano

La semana pasada el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció en su conferencia matutina que se enviaría a la Guardia Nacional a cuidar las instalaciones del Sistema de Transporte Colectivo (Metro), porque de acuerdo a lo dicho por la jefa de Gobierno de la Ciudad de México (CDMX), Claudia Sheinbaum, se han detectado casos inusuales en los más recientes accidentes, sobre todo el hecho de que se haya encontrado la denominada “caja negra” en una camioneta, lo que no debió ocurrir bajo ninguna circunstancia hasta no haber sido removida del lugar del accidente en la línea 3 por las autoridades correspondientes.

Esta decisión de parte del gobierno federal de inmediato despertó sentimientos encontrados en gran parte de la opinión pública no nada más de la propia CDMX, sino de la mayor parte del país, ya que hubo quien criticara esta medida y, desde luego, quien la aprobara, pues en realidad significa más seguridad para en caso de detectar algo anormal pararlo o tratar de impedirlo de inmediato.

Lo que llama la atención es el hecho de que en los medios informativos a nivel nacional y en redes sociales se dio a conocer que personas encapuchadas habían llegado a la estación Bellas Artes para vandalizar las instalaciones, destruyendo los torniquetes para el paso de los usuarios; todo, con el pretexto por la presencia de los elementos de la Guardia Nacional. Y he aquí lo que llama la atención, pues a qué o a quien afecta esta disposición que, viéndola de bien a bien, es para prestar más seguridad a los usuarios, porque en caso de que los más recientes accidentes tengan que ver con sabotajes, entonces ¿de qué otra manera tratar de evitarlo si no es con la presencia de elementos de seguridad? Porque bien pudieran haber sido policías de cualquiera otra corporación o de seguridad privada, del ejército o como en este caso: de la Guardia Nacional, de lo que se trata es de dar seguridad y confianza a los usuarios y hasta de los mismos trabajadores del Metro.

Evidentemente que tanto el presidente López Obrador, así como Claudia Sheinbaum y autoridades investigadoras saben algo que no han dado a conocer a la opinión pública, pues el hecho de mandar a la Guardia Nacional a vigilar las instalaciones del Metro no debió nada más a ver qué sale, sino por tener bases fundadas para hacerlo al haber detectado que tal vez sí hubo mano negra en los más recientes accidentes con el fin de tratar de desestabilizar al gobierno de la CDMX y, obviamente, a la jefa de Gobierno.

En el portal de la revista Proceso aparece un reportaje con fecha del 12 de enero del presente año firmado por Sara Pantoja, en donde se dice que el líder del Sindicato Nacional del Sistema de Transporte Colectivo, Fernando Espino, afirma que “El problema del Metro es falta de presupuesto, no de seguridad”; sin embargo, en el programa de “Astillero Informa” que se transmite en YouTube, del pasado viernes 13, la diputada local de la CDMX, Ana Francis Mor, afirma que el presupuesto asignado al Metro es “suficiente y adecuado” y más, porque viene la renovación de la línea 1, la que se modernizará totalmente, en donde nada más los túneles no serán nuevos.

Cuando se sopesó la sospecha de que haya sabotajes en los recientes accidentes en diversas líneas del Metro, hubo voces que señalaban que posiblemente algunos de los trabajadores estaban involucrados en los mismos; pero esto sería poco probable debido a que sería atentar en contra de ellos mismos al ponerse en riesgo también ellos. Aunque como se dice coloquialmente que para todo hay gente, lo más probable es que en caso de descubrirse que sí hubo sabotaje no sean entre los trabajadores del Metro, sino que provengan de otra parte, de otro lado a quien conviene que algo suceda.

Queda claro que posiblemente la falta de mantenimiento mucho tenga qué ver también; sin embargo, los mismos trabajadores no se podrían prestar a algo así porque saben que sus familiares, amistades y conocidos son asiduos usuarios del Metro y tal vez hasta ellos mismos, así que cómo poner en riesgo a los suyos. Y, además, lo que significaría para su economía un accidente, pues podrían quedar hasta sin trabajo ya fuera por quedar incapacitados o perder su empleo ya sea temporal o definitivamente, porque cualquier clase de accidente en su patrimonio significaría pérdidas de todo tipo tanto físicas como económicas y hasta de pérdida de vidas.

Lo malo es que, con el tiempo, se va relajando el recuerdo y que, por lo mismo, vuelva a suceder algo.

Sea pues. Vale.

Redacción

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