Hacer alto total al llegar a las vías férreas
Por Sergio Mejía Cano
En diversos medios de comunicación digitales y algunas redes sociales se informó sobre el arrollamiento de una camioneta en un crucero público a nivel con las vías férreas en Ahuacatlán, Nayarit, en donde hubo dos víctimas, adultos de la tercera edad, mujer y varón en donde perdió la vida la mujer. Lo curioso de esta nota es que, en algunos medios digitales quien la escribe dice que “el tren embistió al vehículo”. Curioso porque el tren no embiste, porque no es toro; aunque en otras informaciones sí dice que la camioneta le quiso ganar el paso al tren.
Triste y lamentable caso, desde luego. Y si bien en alguna de las notas se dice que, de acuerdo a testigos del hecho, el tren no había pitado; pero, aunque así hubiese ocurrido, con el debido respeto el accidente ocurrió por la imprudencia de quien iba manejando dicho vehículo automotriz.
Es doloroso señalarlo así, pero en la mayoría, si no es que en todos los accidentes en los cruceros ferroviarios se dan por la imprudencia de quien conduce los vehículos automotrices al no hacer alto total cinco metros antes de llegar al riel más cercano y no cruzar hasta cerciorarse de que no circula ningún vehículo sobre los rieles; ¡ojo!, dice vehículo y no trenes nada más, y esto porque hay vehículos menores que circulan sobre los rieles tales como los vehículos en donde se transportan los empleados que se encargan del mantenimiento de la vía férrea.
Debido a tantos accidentes en los cruceros públicos a nivel con las vías del ferrocarril, sobre todo en los que se ubican en las zonas urbanas, ya desde hace varios años se determinó a bajar la velocidad dentro de los límites de patio a 30 o 35 kilómetros por hora (KPH), no así en las zonas pobladas rurales por donde pasa la vía férrea en donde los trenes corren a la velocidad máxima autorizada, excepto cuando se manejan materiales o residuos peligrosos en donde se establece que, al atravesar zonas pobladas la velocidad no debe exceder de 25 KPH, y esto no lo establecen nada más las empresas ferroviarias, sino la Ley de Vías Generales de Comunicación.
Entre el gremio ferroviario se han suscitado buenas polémicas en cuanto a reducir o no la velocidad en los cruceros públicos a nivel, pues hay trabajadores que se debería de reducir la velocidad en todos los cruceros a lo largo de la vía tanto en zonas urbanas como en las rurales; sin embargo, otros ferroviarios no están de acuerdo con que se haga esto en todo el camino, pues más que seguridad sería más contraproducente, porque está comprobado que mientras más despacio vaya un tren antes de llegar a un crucero más conductores de vehículos se atreven a tratar de ganarle el paso al tren y más, cuando llevan prisa por llegar al lugar a donde se dirigen; sin embargo, si lo ven que se aproxima a gran velocidad, obviamente que quien quiera atravesársele al tren se la tiene que pensar si alcanza o no; aunque como casi siempre sucede, habrá conductores de vehículos que pensarán que sí alcanzan a ganarle al tren y ¡bolas, don Cuco!, sobreviene el lamentable accidente.
Por lo regular, cuando se tendieron las vías férreas en nuestro país, estas quedaron en las afueras de las ciudades y poblaciones; sin embargo, con el crecimiento de la mancha urbana las vías fueron absorbidas por los asentamientos humanos al construir viviendas más allá del límite natural que marcaban las vías del ferrocarril; aunque hubo ocasiones en que al principio, las vías del ferrocarril se tendieron en los centros de las ciudades, tal y como aconteció en Guadalajara, Jalisco, en donde la estación del ferrocarril estaba en pleno corazón de la ciudad, fue hasta el año de 1959 cuando se cambió estación a su lugar actual. En aquel tiempo la vía quedó hacia el sur de la perla tapatía y eran las afueras de la ciudad; sin embargo, como los trabajadores querían estar cerca de su lugar de trabajo, comenzaron a construir sus viviendas más allá de la vía y nuevos patios de maniobras y con el tiempo, la mancha urbana creció más al sur quedando la vía partiendo la ciudad. Tal y como se ve ahora en Tepic, Nayarit, Mazatlán y Culiacán, Sinaloa, etcétera.
Al quedar encerradas las vías férreas dentro de las zonas urbanas, obviamente que tendrían que haber los cotidianos problemas de la obstrucción del paso de los vehículos y, desde luego el descontento de la ciudadanía que ahora clama para que se saquen las vías de su lugar de origen porque estorban, según los afectados que tal vez no previeron que algo así tendría que pasar.
Sea pues. Vale.