Habrá que esperar fumando la resolución de amparos a la ley antitabaco
Por Sergio Mejía Cano
El pasado 15 de enero del presente año entró en vigor la llamada “Ley antitabaco”, la que prohíbe fumar hasta en espacios públicos abiertos y ya no permite que haya espacios especiales en los restaurantes para fumadores, por lo que varios restauranteros y, hasta algunos comerciantes de otros giros como supermercados porque también prohíbe la exhibición y promoción de los cigarrillos, interpusieron amparos contra esta ley por supuestamente afectar sus intereses.
Ya desde hace muchos años que se prohibieron los comerciales en cine, radio y televisión sobre el fumar, así como anuncios en revistas y periódicos ya no se permitieron imágenes alusivas a fumar o a promocionar cigarrillos; sin embargo, el efecto de evitar que la gente siguiera fumando no dio los resultados esperados, pues la gente siguió fumando y, se determinó posteriormente aumentar el precio de los cigarrillos y de todos modos, muchas personas siguieron con su vicio y lo peor, es que cada día hay más fumadores entre las nuevas generaciones.
Obviamente que en cierta forma se convierte en realidad la frase de que “lo prohibido llama más la atención” y, también aquello de que por más que cueste un vicio, aun así, habrá quien gaste lo que cueste adquirirlo; ¿qué acaso esto no se ha visto con la cerveza y bebidas alcohólicas de todo tipo que, por más que se les aumente el precio se siguen comprando?
Pero volviendo a la ley antitabaco, ¿por qué no rinde los resultados esperados y hasta se piden amparos contra dicha ley? Desde luego que los comerciantes aducen que porque les tumba las ventas, hasta los abarroteros y comerciantes en pequeño se dicen afectados porque supuestamente la venta de cigarrillos les atrae más clientela y, precisamente es lo que alegan también los restauranteros, diciendo que hay muchos comensales que gustan de fumar después de comer o simplemente acompañados de un aromático café, por lo que esos comensales que ya no podrán fumar después de engullir sus sagrados alimentos y que ya no podrán aplicar aquello de que “después de un buen taco, un buen tabaco” -sin albur, desde luego- preferirán mejor no entrar a sus establecimientos para irse a fumar a un lugar alejado.
Cuando en algunas entidades del país como en Sinaloa, se prohibieron corridos o canciones que hicieran referencia al narcotráfico o consumo de drogas tanto en la radio como en eventos de bandas musicales, de todos modos la gente siguió escuchando esas melodías a través de las redes sociales, en discos piratas y ahora hasta en memorias, etcétera; y lo peor de todo es que en cuanto a referencias sobre capos de la droga y sus funciones, las autoridades ni ningún tipo de gobierno no pudieron o no quisieron detener la trasmisión de series en donde se da hasta información detallada de cómo funcionan los carteles de la droga, los llamados grupos de delincuencia organizada, el cómo se trafica con estupefacientes y demás tipo de droga y peor aún, violencia de todo tipo no nada más entre las bandas delincuenciales, sino hasta asesinatos de mujeres, niños y adultos mayores de ambos sexos; enfrentamiento y balazos por doquier con infinidad de muertos lucidos en pantalla, así que ¿cómo pues se va a erradicar todo esto?
Tratar de influenciar a la gente de que no fume es el equivalente a decirle que ya no ingiera bebidas embriagantes, siendo que en contra de estas bebidas no hay una campaña como la que ahora existe en contra del tabaquismo, un mal que, evidentemente es de lo más dañino y por más lucha que se haga, al menos hasta el día de hoy no prende ningún tipo de campaña en contra del tabaco, así se diga que lo que se fuma ya no es el tabaco tradicional, sino algo más dañino.
Hace tiempo apareció un video en las redes sociales en donde se ve una junta empresarial o de gobierno en que el tema es la preocupación por tantas toneladas de basura que cada día se acumulaban más. En esa reunión un joven trajeado pide la palabra para decir que él tiene la solución para desaparecer todas esas toneladas de basura y esa solución es convertir toda esa basura en cigarrillos. Los demás asistentes en esa junta se le quedan mirando sin comprender, así que el muchacho trajeado continúa diciendo que esa es la solución: convertir en cigarrillos toda esa basura que, con la tecnología química de hoy en día, esa basura se trituraría y se le añadiría el químico y preparación necesaria para que los cigarrillos apócrifos funcionaran como uno verdadero. Así que ¡aguas!, con lo que fumemos hoy en día.
Sea pues. Vale.