Madres buscadoras
Por Sergio Mejía Cano
Pues como dice la canción que interpreta Joan Manuel Serrat: “Todo pasa y todo queda…”, porque evidentemente que ya pasó aquel tiempo que desde la madrugada para amanecer el día 10 de mayo comenzaban a oírse las serenatas a las mamás; serenatas llevadas por hijas e hijos trasladándose de un barrio a otro para llevar un rato de felicidad a sus madres. Y todo queda, porque si bien ya es una costumbre prácticamente en desuso, esos gratos momentos han quedado grabados en mucha gente.
Pero no nada más las serenatas casi ya no se oyen, sino que también los festejos hogareños debido a que mucha gente acostumbra a acudir este día de las madres a celebrar a un restaurante y hasta a los cementerios en donde muchas personas hacen día de campo, sobre todo en aquellos panteones que cuentan con amplios jardines.
Otra de las cosas que ya casi no se ve son niños en la calle jugando bajo la mirada de sus mamás sentadas o de pie en la puerta de sus casas platicando con las vecinas que, entre plática y plática les echaban un ojo a sus pequeños. Y ahora menos que los niños de ambos sexos anden jugando aquellos juegos que ya muchos infantes no conocen como el trompo, las canicas, el balero, la tapita, la culebra, la trais, el bebe-leche, a la víbora de la Mar, las escondidas, el matarile lirirón, etcétera.
Se dice que hoy en día ya los pequeños no salen a jugar debido a la inseguridad que impera en las calles de toda ciudad y población, grandes y pequeñas, respectivamente o de todo tipo; pero hay también voces que señalan que esto de que las calles ahora luzcan vacías también se debe a la nueva tecnología de la comunicación, pues muchos niños prefieren un teléfono móvil a un trompo o cualquiera otro juego manual, pues les gustan más los juegos electrónicos de aplicaciones en dichos teléfonos o estar comunicándose y enviando y recibiendo mensajes de y con sus contactos; algo perjudicial, de acuerdo con los expertos, porque muchas de las nuevas generaciones de hoy en día han dejado de ejercitarse tornándose cada día más sedentarias, aunque desde luego que entre estas nuevas generaciones las hay que les gusta el deporte alentadas por sus familiares. Pero el común denominador, según los expertos, es más la mayoría de niñas y niños que prefieren pasar sus tardes o días de ocio encerrados mirando sus tabletas o teléfonos celulares.
Volviendo a los festejos del día de las madres, ahora resalta más el hecho de que este día no es felicidad para todas las mamás, pues cada día se informa más respecto a las “madres buscadoras” de sus hijos desaparecidos. Madres que, cada vez que saben de nuevas fosas clandestinas se les estruja el corazón por la posibilidad de que entre los restos que se encuentran podrían estar sus hijos y familiares desaparecidos.
Se ha documentado que muchas de las mamás no descansan jamás hasta no comprobar que alguno de los cadáveres o restos encontrados en dichas fosas clandestinas sean los de sus familiares, pues muchas de las mamás buscadoras coinciden en que al comprobar que algunos de los restos encontrados son de sus hijos, es ya un descanso para ellas, pues mientras no comprueben que ya están muertos sus retoños, sigue la zozobra por no saber qué les sucedió, en dónde están, qué fue de ellos, porque hasta no ver y comprobar que ya no existen, seguirá la duda de que tal vez anden por ahí vagando o que haya sido esclavizados en algún lugar, tal y como se ha informado más de una vez en que grupos criminales cooptan a gente joven para llevarlos a campos de cultivo a sembrar estupefacientes o sin son mujeres, hacer trata de blancas.
Infortunadamente y, por desgracia, las desapariciones siguen a la orden del día, así como la aparición constante de fosas clandestinas y, por si esto fuera poco, en la mayor parte del país los Servicios Médicos Forenses (SEMEFOS) no se dan abasto en cuanto a seguir recibiendo cadáveres al estar muchos de estos centros saturados y toda peor: hay muchos cuerpos y restos que permanecen sin ser identificados, porque el proceso de identificación mediante el ADN es tardado por no contar o no tener las genéticas de los familiares.
Y tan saturados están algunos SEMEFOS que, en Guadalajara, Jalisco, se vieron en la necesidad de tener que poner varios cuerpos en tráileres refrigerados, hecho por el que se quejaron muchos vecinos del entorno de donde se estacionaron esos tráileres.
Una de las quejas también se dio en el estado de Guerrero cuando falló la refrigeración del SEMEFO de Chilpancingo.
Sea pues. Vale.
