CON PRECAUCIÓN

Creer o no creer, he ahí lo que afecta a mucha gente

Por Sergio Mejía Cano

Se entiende que todas las creencias de la gente son muy respetables e incuestionables, pues todo mundo tiene el derecho inalienable de creer en lo que quiera, así como no creer en nada o tener sus propias convicciones de la vida; sin embargo, se ha visto muchas veces que la mayoría, si no es que todos los gobernantes en el país de los tres niveles federal, estatal y municipal, anteponen sus creencias e intereses personales a los de la ciudadanía. Así como algunos políticos, funcionarios y demás servidores públicos de los tres Poderes de la Unión: Legislativo, Ejecutivo y Judicial.

He ahí el caso reciente del problema con los libros de texto gratuitos en donde algunos gobernadores se han opuesto abiertamente a que se repartan en sus entidades tal vez por considerar que tienen razón los padres de familia que han satanizado dichos libros o por verse reflejaos sus propios pensamientos y creencias con lo que pretextan esos padres de familia, así como algunas organizaciones sociales y determinados empresarios, sobre todo los que anteriormente imprimían los libros de texto gratuitos.

Sin embargo, también en el Poder Judicial no cantan mal las rancheras, he ahí al ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Luis María Aguilar Morales, quien en forma inmediata otorgó un amparo a quienes cuestionaron el contenido de estos libros, siendo muy cuestionado por esto por algunos sectores de la sociedad, debido a que de manera insólita por su rapidez otorgó ese amparo; pero que, según se ha documentado, ya tiene más de ocho meses que no resuelve nada respecto a una denuncia por retención o falta de pago de contribuciones de un empresario socio o dueño de tiendas departamentales y de finanzas: Ricardo Salinas Pliego.

Como a nuestra Nación la rige un Estado Laico que, no impide ninguna creencia, sino que al contrario, permite la libertad de cultos y de asociaciones religiosas, así que por lo mismo, entre la ciudadanía existen infinidad de creencias y no creencias, por lo que precisamente por esto, todo gobernante del nivel que sea, no debe anteponer sus propias creencias a las de la población que, por la diversidad de pensamiento, tiene la obligación de gobernar para todos los ciudadanos y no dar ningún tipo de preferencia a alguna creencia, así sea la suya propia.

Pero se entiende la actitud de estos gobernantes que, al igual que algunos sectores de la sociedad protestaron por estos libros de texto, los protegen, ayudan y hasta impiden que se distribuyan esos libros a la mejor no por una convicción decidida, sino para no quedar mal con esos sectores de la sociedad por ser potenciales electores; aunque saben que es obligación constitucional que se repartan los libros de texto y que no deben de hacer caso a los señalamientos de las Iglesias, cualquiera que estas sean o la de su propia preferencia y menos de grupos minoritarios que por su pensamiento de creencias, tratan de imponerse sobre los demás ciudadanos que creen en otras convicciones religiosas y más de los que no creen en nada por ser libres pensadores a quienes los creyentes no quieren ni voltear y manos hacer caso de su comportamiento neutral.

Se ha dicho por parte de los estudiosos en educación y enseñanza que los valores civiles se maman en el hogar de todas las familias, y si bien dentro de la enseñanza en los planteles educativos ha habido ocasiones en que profesoras y profesores tienen que corregir en su comportamiento a algunos alumnos, debido al deterioro familiar en algunos hogares y, desde luego, a que hoy en día existen algunos padres de familia que no atienden o no entienden lo que son los valores cívicos, de convivencia por haber tenido una infancia infeliz o de maltratos y desatenciones de sus mayores, no han podido trasmitir a sus descendientes ningún valor por no haberlos recibido ellos mismos, de ahí que ahora hayan salido esos padres de familia protestando por el contenido de los libros de texto sin que los hayan leído o por hacer caso nada más a lo que oyen, lo que les dicen mentes maquiavélicas o por mirar en la televisión versiones tergiversadas del contenido de los libros en cuestión tomando toda esa falsa información como verídica sin investigar más allá.

Este comportamiento de algunos padres de familia se debe a sus creencias, a un adoctrinamiento que nos han dado a los mexicanos desde temprana edad por medio de la catequesis. ¿Cuántos mexicanos no acudieron obligados cuando niños a la doctrina en los templos de su barrio? Sea pues. Vale.

Redacción

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