De política provinciana y de noticias políticas sureñas
Asunto 1
La sociedad mexicana es una sociedad tradicionalista. Es decir, si bien ya no es tan notorio como en el siglo pasado, que se caracterizaba popularmente por consumir refrescos de Cola y por ver algunas de las dos principales cadenas de televisión; ahora, a pesar de la tecnología y las redes sociales seguimos “exigiendo”, principalmente a los actores de la vida pública, ciertas características muy peculiares. Por ejemplo:
- Cualquier candidato a un cargo de elección popular o ya en ejercicio de sus atribuciones debe ser una persona con una carrera política “probada”. Esto es, nosotros pensamos y esperamos una trayectoria medianamente establecida para que alguien tome decisiones por nosotros. No permitimos, ni permitiremos, que un improvisado trate de llegar al poder. O dígame, ¿en su municipio o estado hay algún nuevo personaje? Estoy convencido que no. Todos los políticos ya son ampliamente conocidos.
- Cualquier candidato a un cargo de elección popular debe tener ideas y convicciones claras. Esta idea me parece sumamente interesante. Convencionalmente a los políticos se les clasifica como de “derecha” o de “izquierda”, dependiendo de sus filias y fobias políticas, económicas y sociales. Necesaria y convenientemente esto genera que se distancien de otros políticos con ideas diametral u opuestamente diferentes. Dicho de otra manera, al mexicano, le gusta saber que su líder, su amado líder, defiende a capa y espada sus ideales; y que, por lo tanto, tenga establecidos ciertos “enemigos” a los cuales vence día a día.
- Cualquier candidato debe ser un hombre/ mujer de familia. Y aquí, estimados lectores, me remito a lo sucedió apenas la semana pasada. La ya (pre)candidata a la presidencia de la república por el partido oficial cumplió con lo que se espera de ella como mujer. Es decir, ser una mujer felizmente casada. Ojo, no estoy siendo crítico con ella o con su decisión (bueno, con la decisión de ambos que es, claro está, eminentemente personal). Lo que me sorprende es que estando en pleno 2023 sigamos esperando ciertas características de nuestros lideres políticos.
Asunto 2
Se vislumbra un cambio político en América Latina, particularmente en Argentina. Para sorpresa de muchos, el economista Milei será el nuevo encargado de dirigir el destino de los argentinos para los siguientes años. Dentro de sus promesas que espera llevar y aplicar a la realidad se encuentran: la desaparición del Banco Central, la dolarización de su moneda y la privatización de varias empresas paraestatales. Los que se dicen expertos aseguran que se prevé mucha inestabilidad y represalias contra el gobierno.
En política, cabe recordar, no existen las recetas mágicas ni las recetas secretas. Lastimosamente todo se va generando a partir de ensayos (de prueba-error) para ver qué es lo que más beneficia y menos perjudica a la ciudadanía.
Esperemos que durante lo que resta de este año y los que están por venir ganen personajes que estén por encima de cualquier ideología partidista y sean sensatos y honestos con el pueblo que quieren dirigir.
Dr. Luis Fajardo Velázquez
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