Con Precaución

Veo el espejo y me reflejo

Por Sergio Mejía Cano

Contantemente el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en sus conferencias matutinas, al referirse a hechos del pasado reciente, así como en sus retóricas sobre historia nacional señala que «esto es para los jóvenes”; ¿por qué? Pues tal vez debido a los 36 años de un sistema que se implantó en nuestro país en donde se estableció un modelo educativo que alejaba en mucho a las nuevas generaciones de lo que había acontecido anteriormente y por la posibilidad de que, si en algunas de las familias de esas nuevas generaciones no había pláticas ni consultas de ninguna índole entre padres e hijos sobre hechos históricos o acontecimientos relevantes, pues tal vez esas nuevas generaciones se formaron una idea contraria a la realidad del porqué ahora nuestro país tiene tantos problemas.

La frase de “esto para los jóvenes” podría no significar para varias personas, pero quizás para más gente signifique mucho debido a que en sí, sirve para que las nuevas generaciones se den cuenta de que antes las empresas nacionales y paraestatales y que se consideraban como áreas estratégicas, como Pemex, la CFE, los ferrocarriles, las minas, algunos ingenios azucareros, etcétera. Así para que se enteren del gran atraco a la Nación Mexicana con la creación del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa), creado en 1990 durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), pero implementado en 1995 durante el gobierno de Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000), para salvar a inversionistas banqueros mexicanos convirtiendo la deuda privada en deuda pública; una deuda que se dice, seguiremos pagando los mexicanos durante varias décadas más.

Tal vez por eso se les hace raro a los jóvenes y no tan jóvenes de hoy en día del cómo está gobernando AMLO, y que por lo mismo, estos jóvenes se creen todo lo que dicen, señalan y afirman los detractores y adversarios del presidente de México, como eso de que convertiría a nuestro país como Cuba o Venezuela, y ahora con el sobado cuento de que va a suprimir la propiedad privada y que le va a quitar sus casas a todos los mexicanos, que nos está llevando al desfiladero por tener el país hecho pedazos y un largo etcétera de denostaciones algunas de ellas que rayan hasta en lo inverosímil, como de que va a cambiar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, de que quiere dominar a los otros dos Poderes de la Nación: el Legislativo y el Judicial, de que implantará una dictadura, de que se pretende reelegir y otro largo etcétera de falsedades.

Así que los detractores y adversarios de AMLO están aplicando el efecto de “me veo en el espejo y me reflejo”, ya que de todo lo que ahora acusan al jefe del Ejecutivo, es de todo lo que se hacía en el pasado, porque eso de que digan que quiere dominar a los otros dos Poderes de la Nación, eso era la práctica común en los pasados sexenios presidenciales en donde la voz del presidente de la República era la máxima voz y cuidadito y alguien lo contradijera en lo que decía, pues por algo se creó la frase aquella de cuando preguntaba el presidente qué horas eran, la respuesta común podría ser: “las que usted diga, señor presidente”.

Y tan se reflejan en el espejo los detractores y adversarios de AMLO, cuando lo acusan de dictador, de que está coartando la libertad de expresión, de represor, de inquisidor, etcétera, precisamente aprovechando que muchos jóvenes de hoy en día no tienen la más mínima idea de lo que fue nuestro país en nuestro pasado cuando en sí, era una dictadura disfrazada de democracia, pues la voz y acción del presidente en turno era lo máximo, ya que a quien se le ocurría cuestionar o se atreviera a contradecir cualquiera acción, actitud o dicho por el presidente en turno, tenían que hacerlo en la clandestinidad absoluta so pena de sufrir las consecuencias con persecuciones, encarcelamientos, desapariciones o en su defecto, sufrir una terrible represión como la que sufrieron en la década de los años 50 del siglo pasado médicos y enfermeras, obreros y campesinos, ferrocarrileros y, desde luego, los estudiantes y el pueblo en sí en los acontecimientos del 2 de octubre (no se olvida) y el del jueves (de Corpus) 10 de junio de 1971; esas sí eran y fueron represiones de gobiernos disfrazados de demócratas y no como ahora en donde se han visto más libertades de todo tipo sin que alguien se sienta amenazado en lo absoluto por lo que diga o haga en contra del actual gobierno federal o del mismo AMLO y su Gabinete.

Sea pues. Vale.

Redacción

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