Tecnología que ayuda y perjudica a la vez al estudiando
Por Sergio Mejía Cano
En el portal de internet de meridiano.mx de ayer jueves 07 de marzo, el señor Guillermo Aguirre en su columna “La Serpentina”, bajo el subtítulo de “Alumnos que superan al maestro”, el señor Aguirre entre otras cosas habla respecto a que la inteligencia artificial ha llegado a los alumnos y que se apoyan en esta para hacer sus acordeones; y explica el porqué se les nombra así a las antes hojas de papel en donde alumnos de ambos sexos escribían las posibles respuestas en un examen, papel que doblaban de tal manera que por eso se les denominaba acordeones.
Pero no nada más en papel se llegaron a hacer esos acordeones o escritos de apoyo que se hacían cuando no se estaba muy seguro en determinadas materias, pues incluso se hacía anotaciones en las muñecas y el antebrazo, así como en la palma de la mano y, hubo algunas mujeres que al llevar falda, escribían en la parte interior del muslo, lo que hacía distraerse sobremanera a los varones mirones, no tanto para copiar lo que había escrito ahí, sino también para mirar más arriba del muslo.
Al comentar esto con algunos familiares y conocidos y recordar aquellos tiempos, recordé las palabras de un profesor hoy ya pensionado que comentó que llegó a cachar a varios de sus alumnos haciendo ese tipo de trampa y, que de acuerdo al avance tecnológico ahora no se podría explicar cómo es que echan mano de la inteligencia artificial para hacer trampa en los exámenes.
Y ya encarrerados, se comentó el posible daño que ha estado haciendo en cierta forma la tecnología electrónica; y si bien hay defensores de estos avances en la tecnología de las comunicaciones, claro que es bienvenida, pero viéndola de bien a bien, a muchos alumnos les ha obnubilado el cerebro a tal grado que a muchos de las nuevas generaciones se les hace casi imposible responder algo si no es con la ayuda de esta nueva tecnología, ya que se ha comprobado que muchos jóvenes y no tan jóvenes no memorizan, no hacen ejercicios de memoria atenidos a que prácticamente de casi todo lo que quieren saber en alguna investigación didáctica, lo encuentran en las redes sociales.
En el mercado de abastos de la colonia Santa Teresita, al poniente de la capital nayarita, me tocó conocer varios profesores que también le hacían al comercio e incluso uno de ellos decía que también era zapatero remendón a la vez. Pues bien, al platicar con estos profesores sobre el aprendizaje de sus alumnos la mayoría coincidió en que estaba muy bajo dicho aprendizaje, ya que al encargarles un estudio o que sacaran datos tal u como antes se nos mandaba a una biblioteca y hacer apuntes de lo que se veía, estos profesores y comerciantes a la vez, coincidieron en señalar que varios de sus alumnos entregaban un trabajo hasta encuadernado formidable; sin embargo, al preguntarles sobre el contenido y si habían leído, casi todos los alumnos protestaban diciendo que se les había dicho hacer un trabajo sobre diverso tema, pero no que lo leyeran o estudiaran porque les iban a preguntar sobre ese tema.
Todo esto de echar mano a la tecnología se comenzó a dar entre los escolares desde finales de los años 70 del siglo pasado cuando comenzaron a salir al mercado calculadoras portátiles más sofisticadas que incluso traían para hacer cálculos matemáticos de altura en los que se apoyaban los estudiantes de ingeniería, carrera en donde las matemáticas son esenciales, claro que lo mismo que en otras carreras profesionales, pero en ingeniería, de acuerdo a los enterados, se tienen que aplicar en todo momento.
Así como las calculadoras se hicieron de uso cotidiano en las escuelas, ahora son las tabletas o lap-top las que rifan entre el estudiantado, ya no se diga los teléfonos móviles, sobre todos los inteligentes o de alta gama con los que se puede tener acceso a prácticamente todo tipo de información y ubicación tanto de personas como de calles, colonias, poblaciones, ciudades, etcétera.
En cuanto a las calculadoras portátiles, en algunos planteles educativos se usan desde la primaria, por lo que muchos alumnos de ambos sexos ya ni las tablas de multiplicar saben de memoria, sumar y restar se les hace muy difícil, ya no se diga con las divisiones en donde no nada más estudiantes de educación básica no las comprenden de bien a bien, sino personas de 30, 40, 50 años de edad y posiblemente hasta de más edad.
También se habló del mentado “bullying” o acoso y violencia entre el alumnado, a lo que un profesor afirmó que hasta ellos han sido víctimas de violencia.
Sea pues. Vale.