CON PRECAUCIÓN

Un panorama laboral poco halagüeño para las nuevas generaciones

Por Sergio Mejía Cano

Es un hecho muy palpable que en la capital nayarita se ha incrementado considerablemente el parque vehicular de motocicletas y más, ahora con la modalidad de “los mandaditos”, pues ya no son nada más los repartidores de pizzas y otros productos, así como cobradores los que andan por las calles de Tepic, sino también los motociclistas que se han agregado a los repartos de todo tipo.

Infortunadamente, y tal vez por lo mismo, no hay día en que no salga en la nota roja de los medios informativos, así como en portales de internet notas referentes a accidentes de motociclistas, algunos de estos fatales, por desgracia, y otros de los que se sabe, pero que, por lo leve y por no pasar de daños materiales mínimos, no salen en la información.

Y, a propósito de mandaditos, me encuentro a un hijo de un compañero jubilado del ferrocarril, un muchacho que antes trabajaba en una empresa de mensajería, precisamente también andando en motocicleta. Como ya no leo el logotipo en una caja en la parrilla de su moto, alusivo a la anterior empresa en donde repartía mensajería, le pregunto si ya cambió de empresa, a lo que me responde que no, que ahora trabaja por su cuenta haciendo mandaditos y que afortunadamente le ha ido bien económicamente.

Le hago ver que qué bueno, pero si ya no está asegurado, va a pagar un seguro facultativo o algo así para no perder sus semanas cotizadas y después no tener problemas para su pensión en el futuro. Me comenta este muchacho que, en sí, no le llama mucho la atención el estar asegurado, pues comenzó a cotizar en el IMSS después de 1997, por lo que haciendo cuentas, tal vez ya no alcanzaría la pensión, porque en otros lados en donde había trabajado lo daban de alta en el Seguro, pero que muchas veces sin avisarle lo daban de baja, que así se dio cuenta una vez que fue a atenderse a su clínica y le dijeron que estaba dado de baja y, cuando le reclamó a la encargada de Recursos Humanos de donde trabajaba, se disgustaron y lo despidieron.

El problema es que esto es una realidad muy palpable: el futuro incierto de la mayoría de las nuevas generaciones que ya no cuentan con la seguridad de un trabajo seguro para toda la vida, es decir, laborar en la misma empresa o negocio hasta llegar a la mayoría de edad para jubilarse o pensionarse. Una, porque ya en la mayoría de las empresas ya no hay jubilaciones, y dos, porque debido a inestabilidad en algunas empresas y negocios constantemente están cambiando a su personal para evitar que hagan derechos laborales que posteriormente obligue a los patrones o empleadores a garantizarles más derechos en su trabajo, como ir incrementando los días de vacaciones conforme pasen los años de trabajo, así como para evitarse el pago de aguinaldos, en algunos casos el reparto de utilidades o simple y sencillamente por ya no tener el vigor de la juventud física.

En algunos casos, es precisamente esta actitud patronal la que ha contribuido para que muchos jóvenes de ambos sexos ya no quieran seguir laborando en empresas o negocios, por lo que prefieren pasar a la economía informal o, como en el caso del hijo de mi amigo jubilado del ferrocarril, andar haciendo repartos de mandaditos.

En el caso de que alguien que haya empezado a cotizar en el IMSS posterior al año de 1997 o después de julio de este mismo año, sí que les será muy difícil llegar a lograr una pensión, así se hayan bajado las semanas cotizadas de 1250 a 750, porque según el nuevo esquema, a estas 750 semanas se irán incrementando más hasta llegar a mil o un poco más; pero con la actuación de algunos patrones o empleadores que sin decir “agua va”, los dan de baja para supuestamente ahorrarse el pago de las cuotas ante la seguridad social. Y esto no es romanticismo ni nada que se le parezca, basta con platicar con cualquier joven que esté en un puesto ambulante o repartiendo mandaditos o vendiendo cualquier cosa por las calles ya sean del centro de la ciudad o la periferia, para comprobar que no les satisfizo estar en un trabajo con poco salario, aunque se haya incrementado el mínimo, con malos tratos de sus patrones o un ambiente de trabajo muy pesado, etcétera, por lo que prefirieron trabajar por su cuenta.

Porque eso sí, el problema es mayor aún para las mujeres, aunque sí hay algunas que se avientan a andar en motocicleta o como ya es cotidiano ver, trabajando en taxis o en otros trabajos antes considerados nada más para los varones, pero como puede más la necesidad, pues hay que entrarle a lo que sea.

Sea pues. Vale.

Redacción

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