Quien desea la muerte de otro ser, no ama la vida
Por Sergio Mejía Cano
Buena alharaca se armó en algunos sectores de la sociedad con una expresión del cantante cubano nacionalizado mexicano, Francisco Céspedes deseándole la muerte al presidente Andrés Manuel López Obrador, todo porque invitó al presidente cubano, Miguel Díaz-Canel a los festejos patrios del 15 de septiembre, llamando dictador al presidente cubano.
Claramente se entiende que Francisco Céspedes no tiene ninguna calidad moral para criticar al presidente de un país que le ha abierto las puertas sin miramiento alguno y menos desearle la muerte, pues quien le desea la muerte a otro ser viviente no está bien de sus facultades mentales, ya que de acuerdo a estudiosos del tema de la vida, quien le desea la muerte a otra persona es porque tal vez desea la suya propia, que ya está enfadado de vivir y que no lo satisface nada de la vida; de ahí que todo le disguste; que nada le parezca. Porque si bien la hermana República de Cuba tiene muchas carencias, no es porque así lo quiera y desee, sino por circunstancias concebidas por mentes criminales a las que poco les importa el pueblo cubano y no nada más su presidente, así sea un dizque dictador.
A la mayoría de los disidentes cubanos que salieron de Cuba al triunfo de la Revolución de Fidel Castro Ruz, se les denominó como “gusanos” y más, a los disidentes que se quedaron ahí o no pudieron salir de la isla. Y esto debido a que en los frutos los gusanos contribuyen a su pudrición tanto desde fuera como desde dentro.
Obviamente que Francisco Céspedes se dejó ir tal vez por el hígado, sin reflexionar que en este país que le abrió las puertas y lo ha cobijado también tiene muchas carencias y que mucha gente vive igual o peor que en Cuba, en Venezuela y otros países similares.
Entonces, ¿por qué Céspedes no enfoca sus baterías hacia los Estados Unidos en donde también hay carencias? Ahora con las redes sociales y la facilidad que tiene mucha gente de tomar fotografías y videos en todo momento gracias a la tecnología de la comunicación al traer los teléfonos móviles cámara y grabadora, se han dado a conocer que en varias ciudades estadounidenses viven cientos y quizás miles de personas en la calle o como se dice coloquialmente: en situación de calle. Y esto no es piña, pues conocidos y familiares han constatado que hay calles y zonas en ciudades de Estados Unidos en las que nadie se atreve a entrar o pasar por ellas por el latente peligro que pudieran representar las personas que ahí pernoctan o están todo el día; incluso, hay gente que dice que ni en automóvil se atreven a pasar por esas zonas llenas de indigentes, drogadictos o personas a las que les ha ido mal en la vida por equis circunstancias esperadas o inesperadas.
Es posible que mucha gente haya oído alguna vez que, cuando alguien dura mucho tiempo sufriendo una enfermedad, tanto familiares como conocidos digan que tal vez sea porque algo estará pagando. Pero en estos casos se dice que muchas de las veces, son los mismos enfermos quienes claman y piden ya morir para no estar sufriendo, que piden a grito abierto tanto a la muerte como a sus divinidades que ya se los lleven, porque ya no aguantan y más, cuando debido al tiempo que llevan encamados su cuerpo ya está lleno de llagas; pero no así algunos familiares que no desean que se muera a pesar de estar viendo sufrir. Y esto es precisamente porque en sí, no se le desea a nadie que muera, así esté sufriendo mucho.
Así que, Francisco Céspedes al desearle la muerte a una persona que ningún daño le ha hecho en sí y nada más porque invitó a otro presidente que no le cae bien al cantante por considerarlo un dictador de un país al que ya no pertenece, porque así sea cubano este cantante, desconoció a su patria, la hizo a un lado siendo que ese país le dio estudios, le dio enseñanza y educación; pero no le gustó, ¿por qué? Pues tal vez por la ambición de tener una vida cómoda sin trabajar tanto dedicándose a la música, un trabajo que, si bien en alguna forma podría ser agotador, claramente no es lo mismo que andar cortando caña o tabaco o ya con la profesión médica que se dice estudió Francisco Céspedes, estar atendiendo enfermos. Así que mejor cantar y tocar sin arriesgarse a tener las manos callosas o con la posibilidad de salir con alguna infección en algún hospital.
Así que larga vida para Francisco Céspedes, dos bolsas llenas de dinero y un chorro de felicidad fuera de la que fuera su patria, Cuba. Y que recuerde siempre que en esta vida nadie se va sin pagar la cuenta.
Sea pues. Vale.