El río Mololoa ya no aguanta más
Por Sergio Mejía Cano
Cada día que pasa se hacen más insoportables los fétidos aromas que desprende el río Mololoa, un olor que se extiende ya más allá de dos o tres cuadras del entorno a dicho río. Ahora que ya no ha llovido las aguas que arrastra han bajado de nivel; sin embargo, al parecer el contenido de las mismas se ha concentrado de tal manera que se miren más espesas esas aguas y, obviamente se acrecienta más el olor que despiden a lo largo de la parte de la capital nayarita por donde pasan.
Ya tiene mucho tiempo que en varias de las administraciones municipales y hasta estatales se ha utilizado como bandera política el saneamiento del río Mololoa; pero todo ha quedado en promesas. Si bien varias veces se ha visto que le dan su manita de gato desazolvándolo en varios tramos, ha quedado claro que esto no ha bastado para nada en su limpieza.
Una luz de esperanza para muchos tepiqueños ha representado la construcción de la Plaza de las Artesanías Indígenas en el lugar en donde estuvo el mercado Manuel Z. Larios, debido a que por fuerza se tendrá que atender la limpieza y purificación de este río, ya que precisamente en los alrededores del ahora nuevo puente por la avenida México sobre dicho río, el río se angosta reduciendo el caudal generando posiblemente más aroma fétido, un aroma que en cuanto se inaugure la mencionada plaza artesanal, posiblemente ahuyente a los potenciales visitantes que, tal vez por curiosidad acuda una vez, pero dos ya no al no poder soportar ese aroma nauseabundo.
Queda claro que el prometer no empobrece y que de buenas intenciones se pasa a la decepción de quienes llegan a creer en promesas e intenciones, porque si bien se ha dicho al paso de los años que se sanará el río, hasta hoy en día ningún resultado efectivo se ha visto. Así que por más buenas intenciones que se tengan para sanear el río Mololoa, esto no será viable mientras no se llegue a fondo a las causas y no nada más en los efectos, pues las causas son las descargas de aguas negras y todo tipo de líquidos y residuos tóxicos que se vierten al río sin ninguna clase de remordimiento para quienes echan al río sus aguas negras y tóxicas y por demás contaminantes.
Tal vez algunas administraciones le han sacado al bulto porque sanear el río no es enchílame otra debido a que se tienen que crear drenajes y plantas de tratamiento eficaces y no de ornato, porque el problema no se resolvería con suprimir o cancelar las descargas que recibe hoy en día el Mololoa, porque al cancelar esas descargas se tienen que desviar hacia otro lado y ese lado no podrían ser las calles y avenidas cercanas al río, no, sino que se tienen que hacer fosas o drenajes de desvío para que ya no caigan al río; pero ¿a dónde desviar esas descargas?
He aquí un gran problema, pues a algún lado tendrían que caer las aguas negras y demás líquidos tóxicos y contaminantes; pero ¿al subsuelo construyendo fosas sépticas? Claro que eso no sería viable porque se contaminarían aún más los mantos freáticos, unos mantos que posiblemente ya estén más que contaminados debido a la penetración y absorción del mismo terreno del río.
Así que ¿qué hacer? El desviar aguas negras y líquidos tóxicos y contaminantes para que ya no caigan al río podría significar un gasto enorme, de ahí que a la mejor algunas administraciones tanto municipales como estatales no hayan querido echarse ese trompo a la uña; pero algo se tendrá que hacer, pues el río Mololoa ya no aguanta más, está tan contaminado que necesita cirugía mayor y no nada más desazolves y quitada de lirios. Y con otra, según comentó una persona enterada del saneamiento de ríos y arroyos cercanos o que pasan por zonas urbanas y rurales, al momento de desazolvar se remueve el fondo de estos causes generando aún más contaminación del subsuelo, pues al escarbar les llega el agua contaminada a las partes más bajas del subsuelo y si se encuentran huecos u ojos de agua cercanos, estos irremediablemente se contaminan de inmediato.
Así que el remedio sería cortar de tajo las descargas contaminantes que desde hace muchos años han ido a parar al cauce del río Mololoa, pero ¿hacia dónde desviar esas descargas?
Ojalá y no se llegue a la determinación de que lo mejor sería convertir este río en un colector de aguas negras, tal y como se hizo en la ciudad de Guadalajara, Jalisco con el río San Juan de Dios, el que ahora es la calzada Independencia.
Lo que si queda claro es que el saneamiento del río Mololoa va para largo, pues necesita muchos estudios.
Sea pues. Vale.