ENTREVISTA: MAMÁ A TODA PRUEBA

*Nuestro principal objetivo en la vida debe ser la familia, célula de la sociedad y la raíz de los problemas sociales

Seis décadas con tres años ha vivido Mercedes. Ella nació en un pueblo grande del Municipio de San Blas, Nayarit, esa costa de sueños, esperanzas, cielo, arena y mar límpidos de 1961. Con apenas 3 años de edad, su padre decidió llevársela junto con sus 11 hermanos, a una pequeña comunidad recién conformada, en evidente ausencia de mucho, sin agua potable, sin luz, ni servicios básicos, para dedicarse de lleno a lo que más amaba: la agricultura. Para Mercedes, su niñez fue muy dura, y aunque vivía rodeada de una exuberante naturaleza, el poder de afluentes en la libertad que no conoce el paso antrópico, se potenciaba en tiempo de lluvias, y crecían tanto, que aislaban a la pequeña población durante días. Las crecientes no dejaban manera de trasladarse a otras partes para conseguir ropa y medicamentos; lo único que tenía asegurado la familia, eran los alimentos, pues era lo que su papá sembraba en el huerto, aunado a lo que sus hermanos pescaban en el río.

FOTO ILUSTRATIVA.

-¿Por qué decidiste salir de tu pueblo?

-R. En éste, solo había educación primaria y estudiar la secundaria fue toda una odisea, un grupo de 8 jóvenes caminábamos bajo los rayos del sol 4 kilómetros diarios para ir al pueblo donde había educación secundaria.

Durante los 3 años de estudio, pasaron muchas cosas fuertes…. en dos ocasiones, unos tipos se quisieron robar por la fuerza a unas compañeras, fue complicado evitarlo, el pequeño grupo de adolescentes las defendimos como pudimos, nuestras únicas armas eran las piedras, ellos estaban armados y portaban caballos. En época de lluvias, cuando era hora de regresar a casa y el río estaba crecido, era imposible cruzarlo, nos teníamos que quedar a dormir a campo abierto con los riesgos que esto implicaba.

Cuando nos era posible, cruzábamos nadando el río o los compañeros amarraban una soga para que no nos arrastrara la fuerte corriente.

Cuando pasábamos todas estas dificultades, mi mamá me decía: “Ya no vas más a la escuela”,  y yo rogaba que me dejara seguir estudiando. A la edad de 15 años a duras penas concluí la secundaria, tenía muchas ganas de seguir estudiando, me quería superar, suplicaba a mis padres su ayuda para emigrar a la capital a estudiar.

En el año 1976 muy pocas mujeres estudiaban, y solo quienes vivían en las ciudades o tenían solvencia económica podían estudiar una carrera.

¿Qué te dijeron tus papás cuando les dijiste que te ibas?

R.- De inmediato me dijeron: “¿A dónde?, ¿con quién?, ¡no conocemos a nadie en Tepic!”, lo primero que se me ocurrió decirles es: ¡con Yolanda, mi prima, ella nos dará alojo a mi y a otra compañera, mientras conseguimos algo!. Mi padre muy tajante respondió: “Yo no puedo ayudarte”, y mi madre, con lágrimas en los ojos me dijo: “Tengo algo de dinero para tu pasaje y tu inscripción a la academia en lo que trabajas”.

¿Y tus hermanos y hermanas, qué te dijeron?

R.- ¿De verdad tienes el valor de irte a una ciudad donde no conoces a nadie ni tienes a nadie que te apoye?, nunca has salido del pueblo, además solo tienes 15 años y nuestra madre sufrirá muchísimo solo de pensar en los peligros a los que estarás expuesta en la ciudad.  

Creo que las oraciones de mi madre, sus noches de angustia, todas sus lágrimas y bendiciones, me fueron abriendo paso en el camino que un inicié, fue un arduo peregrinar en la búsqueda de mi superación, trabajé cuidando niños, limpiando casas y una fábrica por las noches,  para poder pagar la academia donde estudiaba para secretaria ejecutiva, me enfrenté a muchos peligros y a malas personas, esto, aunado a la ausencia de mi familia que me era muy difícil visitar; mi madre, duraba hasta 3 meses sin saber de mi, ni de chiste había teléfono, ni transporte, en el pueblo, pero logré uno de mis grandes sueños, tener una carrera técnica y en 2 años me gradué de Secretaria Ejecutiva.

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¿Cuáles fueron tus mayores miedos?

R. Las personas de doble cara y mal intencionadas, sobre todo por el hecho de estar sola y lejos de mi familia; gracias a Dios no me dañaron emocionalmente nunca porque me prepuse ser fuerte y mantenerme firme en mi objetivo: ¡Salir adelante!

¿Hubo momentos en que te arrepentiste de haberte salido de tu pueblo?

R. No, nunca me he arrepentido.

¿Cuáles fueron los momentos más difíciles que pasaste y por qué?

R.  Cuando me embaracé a los 28 años porque me enamoré de una mala persona a la que nunca le importamos ni yo ni su hijo; tuve que salir adelante con mi embarazo y después con mi hijo en brazos, completamente sola. Ser madre soltera me fue difícil,  aún cuando ya había escalado profesionalmente y trabajaba en gobierno del estado, los sueldos bajísimos no alcanzaban para  nuestra manutención.

¿Seguiste estudiando?

R. Sí, después de graduarme en la academia, antes de que mi hijo naciera, estudié la preparatoria, y cuando él tenía 9 años retomé la escuela y me gradué como licenciada en Informática Administrativa.

¿Hasta dónde llegaste en tu vida profesional?

R. Logré desempeñarme en buenos empleos, primero en un banco, después,  3 años en empresas privadas, de ahí me fui trabajar a gobierno del estado por 7 años y por casi 14 años en el gobierno federal donde tenía pensado ascender y jubilarme, ya contaba con una licenciatura.

¿Tengo entendido que después de haber alcanzado tus sueños, renunciaste, por qué?

R.  De pronto me detuve y pensé que en ese correr y correr para alcanzar una meta y otra, estaba a punto de perder lo que más amaba en el mundo, “Mi Hijo”,  él tenía 13 años y por estudiar y trabajar,  vender una cosa y otra, para darle una buena vida, me estaba perdiendo de darle lo más importante: “Atención y cariño”,  era yo como una extraña para él, no hablaba conmigo y me rechazaba, se estaba convirtiendo en un niño retraído, rebelde, con problemas de obesidad y había personas que le empezaban a dar bebidas alcohólicas.

Y en año 2002 con 41 años de edad, una antigüedad de 14 años y un buen puesto federal, decidí renunciar, hubo liquidaciones voluntarias en la institución y fui la primera que me apresuré a levantar la mano,  pues pensé:  “Mi hijo me necesita, y creo que vale más la tranquilidad emocional que la económica”.

¿Tú hijo que te dijo cuándo decidiste dejar todo por él?

R. No se la creía, me empecé a acercar a él poco a poco para recuperar su cariño y confianza y después me decía, “creo que estoy soñando, disfrutamos comida rica hecha en casa y no andamos corriendo todo el día para un lado y otro, ya no andas siempre estresada”.

¿Platícanos, cómo cambió tu vida y la de tu hijo cuando renunciaste a tu trabajo?

R. Fue como empezar una nueva vida con más calidad y calidez, puse un negocio relacionado con mi carrera, me dediqué a viajar con él por toda la república,  fue seleccionado nacional en triatlón como atleta de alto rendimiento becado.

¿Te arrepientes de haber dejado tu vida profesional atrás, esa vida por la que tanto luchaste?

R. En absoluto, porque mi hijo es profesionista y un hombre de bien,  hemos vivido muchas experiencias, momentos difíciles y felices pero en estrecha unión como la gran familia que somos y finalmente he seguido desarrollándome en mi carrera profesional en varias empresas e instituciones, pero con actividades y horarios no tan castigados como antes y sin prisas.

¿Eres feliz?

R. Si, con mucha paz espiritual y mi tranquilidad emocional de estar bien.

 En la actualidad Mercedes, es una persona a sus 63 años que aún tiene mucho para dar, con gran espíritu de lucha y esfuerzo continuo.

Es una mamá a toda prueba, después de lo duro que fue para ella desarrollarse profesionalmente, prefirió abandonar todo para rescatar la relación con su hijo. Como en muchas familias pasa, quizá él, a falta de cariño y atención se hubiera refugiado en los vicios, y otra historia triste estuviéramos presentando.

Ojalá muchas mujeres fueran como Mercedes, que priorizan la familia antes que la fama, las amistades y el dinero. El éxito no está peleado con la familia, pero debe existir un balance.

 Reflexionemos: ¿Cuántos niños y jóvenes se pudieran rescatar de los vicios, la delincuencia, la depresión y la soledad, si existieran muchas madres como Mercedes?. ¡Tendríamos un mundo mejor con jóvenes íntegros y exitosos!.

Redacción

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