CON PRECAUCIÓN

En el año de 2019 dio inicio la pandemia del covid-19, sin embargo, posiblemente haya empezado desde antes, pues hay testimonios de varias personas que, cuando se dieron a conocer los síntomas, afirman que uno o más familiares que habían enfermado y otros habían perdido la vida, los médicos hicieron las actas de defunción como causante de la muerte una neumonía.

Y ya desatada la pandemia en sí, se determinó que la gente tendría que usar cubrebocas para evitar posibles contagios o contagiar a alguien más, así como otras medidas precautorias de permanecer encerrados, no acudir a lugares con aglomeraciones, no juntarse con otras personas en parques y jardines e incluso, hasta la barbaridad de no permitir el paso a los jóvenes de la tercera edad a supermercados, tiendas y comercios de todo tipo, restaurantes y hasta funerarias, etcétera.

Hoy en día a toro pasado se prueba y se comprueba que muchas de estas medidas de precaución resultaron ser por demás ridículas, como el hecho de que en un vehículo automotriz de uso particular no podía viajar alguien en el asiento del copiloto, algo de lo más incongruente, pues si a un matrimonio no se le permitía viajar juntos en el asiento delantero para no contagiarse, esta supuesta protección se reducía a nada a la hora de dormir, pues ni modo que ese matrimonio durmiera separado acostándose uno en la cama y la otra en el sofá o en el suelo y, si la familia era numerosa y su casa nada más contaba con una recámara o cuando mucho dos, entonces cómo iban a evitar el contacto físico entre esos mismos familiares.

Otra de las medidas precautorias también por demás incongruentes fue el sugerir el lavado constante de las manos y que se evitara tocar la boca, los ojos, la nariz, etcétera; sin embargo, esta medida de supuesta higiene y protección se reducía a la nada a la hora de dormir, pues ya estando en sueño profundo nadie tiene control sobre el movimiento de su cuerpo y extremidades, así como ya en la vigilia e inconscientemente poco antes de despertar con las manos se tallan los ojos, la boca y la nariz, para limpiar la saliva o mucosas que elimina la cabeza a través de sus orificios naturales; y, a propósito de saliva o baja, esta sale por la boca sin que nadie lo quiera, por lo que al estarse moviendo durante el sueño profundo, manos, cara y hombros se llenan de esa saliva o baba, según se le conozca en cada región.

Pero una de las secuelas que ha perdurado hasta nuestros días después de que oficialmente se dijo por parte de las autoridades de la Salud que la pandemia ya no representaba el mismo riesgo desde que apareció en nuestro país, por lo que ya no era necesario usar el cubrebocas en forma obligatoria tal y como se había sugerido y que en algunas otras entidades su uso sí fue obligatorio so pena de sanciones por no portarlo en la calle o lugares públicos o privados.

Ahora con el paso del tiempo han salido comentarios de médicos que coinciden en decir que el uso del cubrebocas era tal y como había dicho el doctor Hugo López-Gatell al inicio de la pandemia: que era más una falsa sensación de seguridad que de efectividad para evitar contagios

o contagiar a alguien más. Porque también coinciden algunos médicos especializados en las vías respiratorias es en que el aire que expelen los pulmones, bajo ninguna circunstancia debe ser retenido, pues es más dióxido de carbono que aire limpio, por lo que al estar bloqueada la nariz con el cubrebocas se impedía la libre exhalación, volviendo a respirar algo nocivo para la salud.

Y a propósito del mentado cubrebocas, a pesar de que ya no se obliga a su uso, solamente en caso de que llegara a repuntar en alguna forma la pandemia o se le indica a las personas que sientan algún tipo de síntomas y si tiene necesidad de salir a la calle y acudir a algún lugar público o privado, pues que se lo ponga; sin embargo, como sigue siendo común mirar tanto en la calle como en bancos, tiendas departamentales y todo tipo de negocios a personas portando cubrebocas, este hecho ha sido adoptado más por delincuentes, pues en la mayoría de los asaltos y robos, en caso de haber fotografías o videos, de inmediato se ve que los malhechores traen puesto un cubrebocas y ya no el tradicional pañuelo tal y como se veía en las películas o series de televisión.

Antes de la pandemia, al interior de los bancos no se permitía a la gente que acudía a estos a portar gorra o sombrero, lentes oscuros y el uso de teléfono móvil; pero hoy en día ya se permite esto.

Sea pues. Vale.

Redacción

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