CON PRECAUCIÓN

Un estudio a fondo, para ve si aumenta o baja la tarifa del transporte urbano

Por Sergio Mejía Cano

Cada vez que el pulpo camionero exige (que no solicita ni pide) aumento a la tarifa para el servicio del transporte urbano, promete mejorar su parque vehicular, así como capacitar a sus choferes y, desde luego, mejorar sus rutas. Sin embargo, nada de esto se ha cumplido, hasta ahora, pues todo queda en puras promesas; porque la mayoría de los camiones y las combis siguen en mal estado, pues si acaso, nada más una que otra llega nueva o con su manita de gato; pero hasta ahí.

En cuanto a la capacitación de sus conductores de servicio, tampoco nada se cumple, pues muchos de los choferes se comportan de una manera muy altanera, grosera, sin mostrar ningún grado de amabilidad y cultura vial, despreciando a los adultos mayores y, obviamente a los estudiantes, a quienes la mayoría de las veces no les dan servicio, pues pasan sin detenerse dejándolos plantados en las esquinas o paradas, sin considerar que, si estaban esperando el camión o combi es porque necesitan el servicio y no nada más para pasearse o darse una vuelta para hacer tiempo. Esto hace pensar si acaso los choferes que no dan servicio tanto a los adultos mayores como a estudiantes, no tendrán entre sus familiares a personas de la tercera edad o jóvenes que estén estudiando y, que precisamente por la precaria situación de la mayoría de las familias tepiqueñas, necesitan tener que pagar la mitad de la tarifa autorizada; y, que piensen que en realidad ni estudiantes ni adultos mayores tienen ninguna culpa de que se les haya autorizado pagar la mitad de la tarifa, pues es una ayuda necesaria para la economía familiar y, para la gente de la tercera edad, una ley que se tiene que cumplir por haber llegado a esa edad que en muchos de los casos se podría considerar como un privilegio y no como un pecado o maldición.

Es obvio que tanto permisionarios como concesionarios del transporte urbano quisieran llevarse al bolsillo las máximas ganancias; y claro que en cierta forma tienen razón al solicitar un aumento a las tarifas, pues es cierto que refacciones, rodado y arreglos mecánicos han aumentado considerablemente; aunque no así el combustible, por más que lo pongan de pretexto, el aumento a los combustibles no ha ido a la alza como en anteriores administraciones; por eso, cada lunes se da un informe del precio de los combustibles y cómo en cierta forma, ya no hay gasolinazos ni aumentos desconsiderados.

Lo malo en estos casos de exigir aumento a las tarifas del transporte urbano, es que tanto concesionarios como permisionarios ven los toros unilateralmente, mirando o sopesando en todo caso sus propios gastos; sin embargo, jamás han considerado lo que ganan como salario o sueldo la mayoría de los tepiqueños y tepiqueñas, y de que no nada más han aumentado de precio las refacciones de los vehículos automotrices, sino que también han aumentado y mucho, los precios de la llamada canasta básica, pues así se presuma que los salarios ahora sí han aumentado más justamente, también el pan, la leche, el huevo, la carne, frutas, verduras, legumbres, etcétera, cada día aumentan más y más quedando por debajo de esta inflación los aumentos salariales. Por lo que en caso de que se llegara a autorizar ese aumento a las tarifas que exigen los permisionarios y concesionarios del transporte urbano, sea después de hacer un amplio y profundo estudio para determinar de bien a bien, cuántos centavos de cada peso, se destina a los gastos cotidianos de las unidades de transporte urbano y cuántos centavos van a dar al pago de los conductores de servicio y cuántos más al bolsillo de los concesionarios y propietarios de este servicio tan necesario para la ciudadanía.

Y en la misma forma, llevar a cabo el estudio de la gran mayoría de las familias tepiqueñas, y determinar de bien a bien cuánto se destina para el pasaje diario tanto de los estudiantes así como quienes tienen que trasladarse diariamente a sus trabajos, y así, hacer en la misma forma, lo que le queda después de desglosar el salario en pago al transporte, alimentos, gastos cotidianos del hogar como luz, agua, gas, etcétera, y así aprobar cuánto se podría aumentar el precio de la tarifa. Lo curioso de esto, sería que, de hacer un estudio a fondo, tal vez se llegaría a la determinación de que, para el bien familiar, lo que se necesitaría en realidad, sería bajar el costo del pasaje en vez de aumentarlo. Y, desde luego, mejorar las rutas para que el público usuario no tenga que tomar varias rutas para llegar a su destino.

Sea pues. Vale.

Redacción

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