CON PRECAUCIÓN

Se impone la naturaleza humana y más, en estado inconveniente

Por Sergio Mejía Cano

Obviamente que siempre da resultado la máxima de que no hay peor lucha que la que no se hace; sin embargo, infortunadamente por más retenes de alcoholímetros que se implanten tanto en la capital nayarita como en todo el estado de Nayarit, posiblemente no arrojen los resultados esperados ni cubran las expectativas deseadas, pues en esto pudiera aplicarse también aquello del cuento de nunca acabar o la historia sin fin.

Por lo regular y por naturaleza humana la mayoría no experimentamos en cabeza ajena, así que también muchos entendemos hasta que nos sucede una desgracia ya sea personal o a algún familiar, amigo o conocido. Aunque por desgracia, también hay humanos que a pesar de haberles sucedido algún accidente de cualquier tipo por andar alcoholizados aun así vuelven a las andadas hasta que otro accidente termina en fatales consecuencias.

Desde luego que existen personas que con un aviso tienen para ya no volver a hacer lo mismo; sin embargo, hay otras tantas que de todos modos les vale y ahí van de nuevo. Tal pareciera que mucha gente no ve las noticias sobre accidentes automovilísticos causados por el alcohol en su mayoría o si ven o se enteran de este tipo de noticias no lo toman en cuenta o tal vez se digan que a ellos no les ocurrirá.

Pero lo más probable es que no se acaben nunca los accidentes automovilísticos generados por conducir en estado inconveniente ahora no nada más por alcohol, sino por traer encima otro tipo de sustancias nocivas que alteran y embotan en mucho los sentidos de todo individuo que se atreve a manejar cualquier tipo de vehículo en estado inconveniente.

¿Y por qué es muy probable que no terminen nunca de darse este tipo de accidentes por ebriedad o por otro tipo de drogadicción? Pues precisamente porque así marcha la naturaleza humana, basta con que cualquiera haga un repaso hacia el pasado y recuerde su juventud y comprobar que en determinado momento nos queríamos comer al mundo y que todo lo que nos decían nuestros mayores lo tomábamos como una monserga o palabras dichas nada más por molestar; palabras que, ya pasado el tiempo muchos comprendimos que en sí tenían mucho fundamente, aunque para algunos ya fue demasiado tarde el comprender las reprimendas de nuestros mayores y para otros haberlas comprendidas a tiempo.

Cada día las nuevas generaciones ávidas de emociones fuertes quieren experimentar muchas cosas y entre estas no hacer caso de advertencias ni señalamientos y mucho menos atender que a otros amigos ya les sucedió algo por no querer atender las indicaciones de la gente que lo único que quiere es protegernos para que no nos suceda alguna desgracia funesta.

¿Cuántas veces no hemos oído decir a familiares, amigos y conocidos o hasta gente desconocida decir que en completo estado etílico manejan mejor? O a otras tantas personas que dicen que se van a ir despacito, pero que al quedarse dormidos ante el volante o subírseles de más con el aire la embriaguez al creer que no avanzan los hace pisar el acelerador y por lo regular sin fijarse en la dirección.

Pero no nada más en estado inconveniente es como muchos jóvenes y no tan jóvenes hacen tarugadas por traer alcohol o alguna otra droga en su organismo, sino que nada más por pura vagancia e imprudencia se avientan el paso de la muerte, pasarse semáforos en alto o por pura vacilada taparle los ojos a quien va conduciendo diciéndole: ¿quién soy? En estos casos son segundos los que determinan si la vacilada salió bien o mal; aunque por lo regular casi siempre sale mal.

Se podrán aplicar multas cuantiosas o castigos muy severos por conducir en estado inconveniente; pero el problema es que nada de esto evitará el ímpetu juvenil, la imprudencia e inconsciencia de mucha gente que no se pone en paz hasta que ya no hay marcha atrás.

Ahora con la tecnología de la comunicación es muy probable que quien detecta un alcoholímetro de inmediato se lo comunique a cuantas amistades tenga advirtiéndoles de que en tal lugar están revisando las autoridades a los conductores de los automóviles, por lo que al recibir el mensaje o la llamada de inmediato tratar de evadir ese operativo de alcoholímetro.

Queda claro que por más modernidad que haya la naturaleza humana no cambiará en lo absoluto, pues no por nada en las cárceles hay presos que cometieron delitos similares a los que se han cometido a lo largo de la historia de la humanidad. ¿Por qué sucede esto? Pues a la mejor porque muchas personas piensen que a ellas no les pasará lo mismo.

Sea pues. Vale.

Redacción

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