Un buen golpe a la línea de flotación de la rectoría de la UAN
Por Sergio Mejía Cano
Como reguero de pólvora corrió la noticia de la detención del exrector de la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN), Jorge Ignacio N, tanto en parte de la ciudadanía como entre los universitarios de todo tipo: egresados y activos, y esto porque es de llamar la atención que se sienta un precedente, pues es la primera vez que sucede algo así; sin embargo, de inmediato salió el tema del otro exrector, Juan López Salazar de quien hasta el día de hoy no se sabe nada respecto a su persona.
Sobre el exrector López Salazar se han corrido muchas versiones, resaltando más la de que posiblemente ya no esté en este mundo, pues se dice que nadie sabe de su paradero un paradero que, de haberlo buscado de bien a bien ya hubiesen dado con él o haberse sabido de lo que le pasó, ya que es mucho tiempo de que no se sabe nada a sabiendas de que, por más que se esconda una persona tarde o temprano se llega a saber en dónde está o qué le pasó.
Preguntando a algunas personas que saben de los entresijos de la UAN, hay quien dice que posiblemente el exrector ahora detenido por las autoridades sea una víctima de las circunstancias, debido a que los problemas que arrastra la UAN y de lo que se ha documentado mucho, no son del tiempo de dos o tres rectorías pasadas, sino que son problemas que comenzaron a darse prácticamente desde la fundación de esta universidad; problemas como los aviadores, venta de plazas, comisionados que ganan sin trabajar, posibles malversaciones de fondos tanto de los anteriores rectores así como de los sindicatos al interior del mismo. Por lo que hay quién no descarta que uno o varios de los dirigentes sindicales también tengan una gran cola que tuvo por fuerza que envolver tanto a este exrector y a algunos más del pasado inmediato.
Ahora la expectativa está en lo que pudiera aportar el exrector Jorge Ignacio N, pues se le acusa de varios delitos, delitos que tal vez tuvo que apechugar para poder llegar a la rectoría ya conociendo de algunas malas artes de sus antecesores y dirigentes sindicales o que se los dieron a conocer una vez que tomó posesión de su cargo como rector o con la posibilidad de que le hayan leído la cartilla diciéndole cómo mascaba la iguana en los asuntos internos de la UAN y así, una vez envuelto en la realidad ya no poder zafarse del todo. Así que la expectativa estriba en lo que pudiera decir al respecto y así destapar una cloaca de la que mucha gente habla; pero que pocos conocen de bien a bien, más que los mismos que han estado dentro de ella.
Se entiende que todo mundo es inocente hasta que se le demuestre lo contrario; sin embargo, son muchas las anomalías que se le atañen al interior de la UAN y de que no nada más se le detuvo al exrector Jorge Ignacio nomás porque sí, sino que se le detuvo por algo que las autoridades ya tienen muy firme.
Del exrector Juan López Salazar nada se sabe, de lo que le habrá pasado o dónde estará. Lo extraño del caso es que según las notas informativas respecto a la detención del exrector Jorge Ignacio N, se dice que su detención se dio en la capital nayarita, por lo que se podría deducir que se sentía sin culpa o fue muy ingenuo o que creyó que todo sería como antaño y que en la actual administración no se haría nada y que todo dejaría pasar; sin embargo, pudo haber sido más ingenuidad que otra cosa y no supo leer ni aplicar aquello de que “cuando veas las barbas de tu vecino rasurar, pon las tuyas a remojar”, pues si su antecesor Juan López Salazar ha sido muy señalado desde que dejó la rectoría, bien pudo haber entendido que algo similar le pudiese pasar a él mismo; además, si supo que un exgobernador está preso y otro es probable prófugo de la justicia, bien pudo entender de que la cosa va muy en serio y más, porque la UAN ya no aguanta más en cuanto a su economía se refiere. Pero, sobre todo, entender que no hay nada oculto bajo el Sol.
Ahora falta que todo siga su curso debidamente y de que no sea nada más puro ruido mediático y que al rato se le den hasta disculpas públicas. Pero posiblemente no sea así ahora, pues si no aclaró de bien a bien el cómo y por qué fue el incendio a los archivos de la UAN, lo más probable es que por ahí esté el meollo del asunto que ya lo perjudicó en su libertad y, si bien no tenga nada que ver, por lo pronto para que se pueda quitar este estigma y tremenda quemada le va a costar mucho trabajo, un trabajo que no lo podrá ya limpiar del todo. Pero ojalá y todo sea para bien y de una buena vez se limpie a la UAN.
Sea pues. Vale.